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Por falta de tiempo y por razones personales seguiré escribiendo en el blog de manera esporádica.

domingo, 13 de julio de 2025

El centro ceremonial prehispanico de Teteles de Ávila Castillo en 2025

Yo y el montículo principal.



El cerro cabezón desde el lugar

El 21 de marzo de 2025, en la zona arqueológica de Teteles de Ávila Castillo se llevaron festejos del equinoccio de primavera. Participaron danzas tradicionales, escuelas, gobierno municipal y el INAH.

Alberto Díez Barroso durante su confenrencia.



El arqueólogo Alberto Díez Barroso del INAH, impartió una conferencia en el museo del lugar, explicó el uso de los calendarios prehispánicos y su relación con la arquitectura del sitio. Detalló la alineación de las estructuras 2 y 12 como observatorio solar con respecto a la sierra de Chignautla. A mediados de febrero, el sol sale en medio de la estructura 12. Además, la estructura principal está alineada con la estrella Canopus, visible también en este mes.

Díez Barroso señaló también que el calendario mesoamericano era de naturaleza agrícola e iniciaba en febrero, coincidiendo con los eventos celestes y cósmicos que influenciaron la construcción del sitio.

Teteles de Ávila Castillo es un sitio de gran antigüedad, anterior incluso a Teotihuacán. Sus construcciones son semejantes al estilo huasteco, con basamentos a base de piedra unida con barro y esquinas redondeadas. Además, se han hallado esculturas de clara influencia totonaca (centro de Veracruz), como palmas. Evidencia de tepalcates tipo Zotolaco datan el sitio entre el 900 y el 600 a.C. La zona tuvo un importante uso de la obsidiana de las minas del área de Oyameles-Zaragoza y fue un centro ceremonial con afluencia de visitantes de diversas regiones antes de su declive, posiblemente debido al auge de Cantona y Teotihuacán.

Se muestra un recipiente cerámico hallado en las excavaciones del lugar,
fotografía del perfil de facebook de Mario Castro, espresidente de Teteles.



Según una teoría de Díez Barroso, los habitantes de los Teteles abrían sido totonacas que, al abandonar el sitio, habrían migrado a Teotihuacán. El sitio, al ser abandonado, seguiría siendo lugar de culto y peregrinación. Se hallaron ofrendas posteriores al abandono del sitio y también de probable origen totonaco en un pozo sobre la estructura dos: se trataba de tepalcates, carbón y un fragmento de una palma.

Montículo principal del sitio.




Fragmento de palma con forma de una serpiente hallada en la estructura 2,
fotografía del boletín del INAH.



El INAH intervino dos estructuras: el edificio principal y la estructura 2. Debido a la antigüedad y el uso como potrero y cantera, las estructuras se encuentran muy deterioradas. Al parecer, solo una parte del lugar se encuentra a resguardo, otra aún con uso pecuario y otra en franco deterioro y destrucción.

Esta calle pasa aun lado y sobre varias estructuras.



Estructura 2



Montículo principal durante la exploración, foto del boletín del INAH



Exploración de la estructura 2, foto del boletín del INAH




En esta imagen se ve el gran daño de la estructura 2, solo parte de
los tableros se conservaron, foto del boletín del INAH




El área de destrucción forma parte de terrenos con casas, calles y sembradíos. Caminando por estas calles hallamos tepalcates a nivel de suelo, lo que no pasa en la zona resguardada. Se halla material constructivo amontonado y plena devastación de estructuras.

Al pasar a un lado de esta construcción se ve claramente que se
ha destruido tal vez parte del juego de Pelota.

Material amontonado a orilla de la calle.



Tepalcate de mayor tamaño encontrado sobre la calle de
los cerritos, construida sobre la zona. 


Varios tepalcates del área devastada.

La nueva información desmiente la creencia de años de que este asentamiento fue antiguo Tlatlauquitepec. Seria el Yaonahuac prehispánico por su cercanía, teoría apoyada por el cronista de Yaonahuac, Cirilo Apolinar Salazar Morelos, y que los estudios físicos del lugar no dejan apoyan por la cronologia que surge de ellos.

Montículo principal allá por 2013.

Comparación de la estructura principal de 2015 y 2025.

En mi otra página referente a las zonas arqueológicas de Puebla, publique acerca de esta lugar. si bien tiene información atrasada, sigue siendo muy completa. para darle un vistazo puedes dar clic aquí.

Se planea abrir en próximos meses el museo de sitio y ya se abrió el museo municipal, los visitare y para actualizar esta entrada.

Fuentes:
  • Conferencia de Alberto Díez Barroso Repizo
  • Algunas fotografías de Mario Castro y del Boletín del INAH.

martes, 6 de mayo de 2025

Tlatlaquitepec según Eduardo Merlo


Eduardo Merlo es un arqueólogo y comunicador poblano muy conocido. En 1995 publicó su libro La Sierra Mágica, editado por el gobierno de Puebla. Lo compré con gran entusiasmo, pero la verdad es que deja mucho que desear: no profundiza en investigaciones más allá de lo superficial y se limita a pueblos ya conocidos y famosos. En este trabajo, solo rescato lo que menciona sobre Tlatlauquitepec.

Fotografía del libro

 

TLATLAUQUITEPEC

Quizá sea uno de esos pueblos agradables a primera vista. El largo nombre alude a las concentraciones de óxido de hierro, que tienen los cerros circundantes, sobre todo el más inmediato, que así se llama. Tatlauqui, significa simplemente: "rojo", y tepec: "cerro": "En el cerro rojo".

Su ubicación es inmejorable, realmente constituye un punto de convergencia de caminos, lo que le ha dado a través del tiempo la importancia que ostenta. Los totonacos se establecieron en las estribaciones del "Cerro Rojo", atalaya o mirador natural, que domina, en días despejados, hasta la costa.


La expansión de los nahua-chichimecas del Altiplano, llegó hasta estas tierras, desplazando hacia la zona costera a los anteriores habitantes. Los toltecas organizaron una especie de estado tributario, mismo que fue aprovechado por los tenochcas y acolhuas vancoction, hajo de quienes quedó sujeta la cabecera a partir de 1440 y hasta la curiquista eunpes


Los españoles conquistaron el área en 1524, estableciendo la encomienda al conquistador Jacinto Portillo, quien alcanzaría fama cuando renunció a todo e ingresó como franciscano, conocido como "Fray Cintos".

El primer convento seráfico en la Sierra fue el de Santa María Tatlauquitepec, establecido alrededor de 1530, de donde se inició la evangelización formal de esta zona de la Sierra. En el ámbito de tan afarmado monasterio, vivieron insignes predicadores y pensadores, como Fray Andrés de Olmos.

Todavía hoy persiste el convento, enorme, con su templo de gran atrio, muros lisos y austeros, tejado enorme. El interior fue absolutamente modificado en el siglo pasado, colocándose un artesonado distinto al original en calidad y belleza, aunque agradable

El claustro es de arcos rebajados y muy sencillo. Conserva todavía alguna ropa talar de calidad.

La población es más o menos regular en su parte central, destaca la plaza de armas muy arreglada, con sus portales, el templo votivo y la presidencia municipal. Tiene un local para el mercado regular que es pequeño, sólo los martes, como si alguien pronunciara un conjuro, aparece el gran día de tianguis, todo el pueblo es lugar de compra-venta. Las mercaderías, artesanías e implementos agrícolas, así como ganado y hasta camiones, se ponen a la oferta y la demanda.

Tlatlauqui es más un centro comercial que turístico, sin embargo ofrece al visitante el atractivo de su propia arquitectura vernácula y algunos servicios, aunque poca comodidad.

Fotografía del libro




Fuentes:

M, E. (1995). La Sierra Magica (1.a ed.). Gobierno de Puebla.




sábado, 15 de marzo de 2025

Respondiendo un comentario



En los medios digitales pululan desde hispanistas hasta indigenistas acérrimos, cada uno en su postura extrema. La mía, por cierto, ha pasado a ser más bien neutra, y trato de plasmarlo en lo que publico. También surgen algunos que, basándose en sus sueños, en lo que les dice la gente o solo en sus tradiciones, se atreven a asegurar cosas.


Y es que ellos son muy semejantes a quienes critican: no toman en cuenta fuentes, datos ni investigaciones hechas con rigor, y solo escupen lo que sus entrañas les dictan. Muchos trabajos hasta de cronistas municipales son así; publican, a veces con apoyo estatal, mentiras, invenciones o verdades a medias. Tenemos ejemplos claros de esto en páginas de Facebook como Chignautla en línea y sus cronistas oficiales, algún historiador de Teziutlán, y uno que otro de Yaonáhuac. En Tlatlauquitepec, destaca la página La Ruleta.


Un comentario que peca de todo lo anterior es el que muestro a continuación. Claramente incurre en lo que mencioné, aunque su autor solo tenga el apoyo de sus amigos de Facebook.

Mi publicación de 2021.



El comentario.




El apoyo de sus amigos.


Mi respuesta es la siguiente, esta publicada en facebook pero aquí también debe de ir:

Tlatlauquitepec ya existía antes de la llegada de los españoles y estaba habitado, no hay duda. Que haya tenido diferentes nombres a lo largo del tiempo, tampoco la hay, y que uno de ellos haya sido Tatawiktepek es muy probable. Pero que el nombre de Tlatlauquitepec haya sido impuesto por los “castellanos y mestizos que llegaron a la zona”, eso sí es una mentira.
¿Quiénes nombran y renombran lugares? Los conquistadores, claro está. Estambul se llamó Constantinopla, España se llamó Al-Ándalus, la Ciudad de México se llamó Tenochtitlán.
¿Quienes fueron los conquistadores de Tlatlauquitepec?, primero los Mexicas y después los españoles; por lo que se llamó primero Tlatlauquitepec y después Santa María Tlatlauquitepec, hasta ya en el México independiente Villa de Tornel (no sé antes, no hay pruebas y no las invento).
Claro que hay deformaciones del lenguaje, y más cuando un pueblo y su lengua evolucionan. México no es la excepción: de ser un virreinato casi exclusivamente rural, donde se usaban las lenguas nativas más que el español, pasó a ser un país donde se exterminaron varios grupos étnicos, tanto físicamente como en su estructura política, social, religiosa y lingüística, en los siglos XIX y XX.
Hay pruebas y fuentes documentales, históricas y arqueológicas para lo que argumento, pues yo no me baso en lo que me dice una persona; eso ya pasa a ser un teléfono descompuesto.
El Códice Mendoza, en su segunda parte, es una copia de la Matrícula de Tributos y, tal vez, de un documento todavía más antiguo. El Mendoza complementa a la Matrícula en algunos folios extraviados. La fecha de elaboración de la Matrícula va de 1520 a 1530; la del Códice Mendoza es de 1535. En los dos códices aparece la provincia tributaria de Tlatlauquitepec y los señoríos que la integraban.
Puedo citar varios documentos y escritos donde se da fe de lo que digo, en los cuales se menciona una versión modificada del nombre de Tlatlauquitepec por el mal entendimiento del idioma, pero son muy cercanos a este nombre y a las fechas de la conquista.
Varios documentos, desde mercedes hasta licencias y mandamientos que se hallan en el Archivo General de la Nación, mencionan desde Tlatlacotepeque hasta Tlatlauhquitepec, desde la primera parte del siglo XIV hasta el siglo XIX.
Las Relaciones geográficas de Tetela-Xonotla de 1581, en donde se habla de la “cabezera de Tlatlacotepeque”.
La carta de Fray Jacinto de San Francisco al rey Felipe II de 1561. Este religioso, antiguo conquistador y encomendero de Tlatlauquitepec y Hueytlalpan, nombra Tlatlacutepeque.
Francisco Cervantes de Salazar, en su Crónica de la Nueva España, menciona la conquista de la región en diciembre de 1520, llamándola Tlatlacotepeque.
En los archivos de la antigua Alcaldía Mayor de San Juan de los Llanos se encuentra como Tlatlauquitepeque, y en los archivos parroquiales de Santa María Tlatlauquitepec aparece Tlatlauhquitepec en su primer libro de bautismos.
Los datos del salvamento arqueológico de la “Casa Olvera en Tlatlauquitepec” indican la presencia mexica en este lugar, que era un centro de recolección de tributo. Se encontró un basamento del Posclásico Tardío semejante al Técpan de Axayácatl, cerámica tipo rojo Texcoco y cerámica tipo Azteca III hecha con materiales locales. Todo esto está a 250 metros de distancia del basamento principal, que se halla bajo el templo del Ex Convento de Santa María de la Asunción y que fue descubierto en las excavaciones de Gerardo Cepeda Cárdenas en los años 70.
¿Qué nos indica todo lo anterior? Pues la clara presencia física de los mexicas en Tlatlauquitepec.
Una cosa más: hay que tener cuidado al afirmar que las caritas sonrientes son totonacas. Los estudios más recientes ya no las adjudican a esta cultura, sino que las asocian con la llamada cultura del centro de Veracruz.

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