Desde la casa del autor. |
Cuenta la leyenda, que durante el gobierno de Olinteutli, el señor de Xocotla, tierra que hoy lleva el nombre de Tlatlauquitepec, sus antiguos habitantes Vivian de manera pacífica y ordenada; por un lado las escuelas en Tételes, por otro lado los productos mejor seleccionados en cuanto a la fruta y verdura se mandaban por adoración hasta el Tajín, para posteriormente brindárseles a los dioses.
Olinteutli, ocupado del buen gobierno de su comarca se iba perfeccionando en su persona, hasta ocupar el puesto de sacerdote se preocupaba de cada uno de sus habitantes y a nadie le faltaba alimentación y educación, se les enseñaba las labores propias: el riego, la siembra, la cosecha, la conservación de las semillas el tallado de las piedras, la mezcla de colores, la educación de las mujeres para ser buenas madres y buenas esposas.
Cierto día durante el dominio de la expansión del dominio de los aztecas quienes eran barbaros y rudos, se decidieron a atacar al pueblo de Tlatlauquitepec. Olinteutli, al ver el peligro que corrían sus habitantes los esparció por varios lados, como Yaonáhuac, Hueyapan Tételes entre otros pueblos de la sierra Norte.
Al quedarse con sus hombres para iniciar la lucha de la expansión territorial azteca, fueron asesinados cruelmente a manera de traición por uno de sus concejales que lo envidiaban. Se corrieron ríos de sangre en todo el poblado y la sorpresa fue que esta de reflejaba en el cerro como muestra de dolor; por eso se dice que el cerro se pinta de rojo como recuerdo de la cruel lucha en contra de los aztecas; pero eso no es todo, Olinteutli al ver el peligro de su población decidió luchar de frente contra su principal enemigo, para esto perdió pues se dice que él no era guerrero.
Desde Tepantzol. |
Los contrarios al observar las fuerzas de su oponente se dieron cuenta del valor que tenía, y lo dejaron como muestra de respeto y abandonaron la guerra. Olinteutli, entonces al quedar herido por la batalla, cayó enfermo y por más cuidados que se le merecieron, murió días después.
Para entonces los pobladores no sabían en qué lugar sepultarlo, pero uno de los soldados aztecas que lo admiro, dijo que él tenía que ser recordado siempre por lo que se propuso que se sepultara en lo más alto de la comarca, para lo cual lo llevaron al cerro , donde prendían fuego para enviar mensajes y allí lo dejaron.
Muy grata seria su sorpresa que a partir del día siguiente, el rostro de Olinteutli quedo grabado en la figura del cerro, quedando su forma plasmada hasta nuestros días como muestra de respeto y honor la imagen de su rostro puede ser ampliamente visto desde la parte norte de la población en los parajes de Xalteta y Xomiaco.
Desde el cerro de Guadalupe. |
Cabe aclarar que esta "leyenda" solo la encontré tal cual en la pagina del diario "Noticias de Teziutlán, la pura verdad", por lo que no es muy confiable aparte de contradecirse con lo que se sabe del Olinteutli historico.
Texto tomado del blog Noticias de Teziutlan, la pura verdad, aquí.
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