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Por falta de tiempo y por razones personales seguiré escribiendo en el blog de manera esporádica.

domingo, 11 de mayo de 2014

Una leyenda que no me suena

Hace un tiempo leí en la pagina web "Contraste" la leyenda "El escapulario", que según sucedió en Tlatlauquitepec; la verdad nunca había oído hablar de ella, ni conozco el exvoto (pintura en agradecimiento a un santo, con respecto a un milagro) del que habla, razón por la que publique un mensaje que nunca se respondió, pidiendo explicaciones al respecto. ¿Se habrán confundido de Tlatlauquitepec?.

¿Tu que opinas?, sera Tlatlauquitepec en Guerrero, San Simón Tlatlauhquitepec en Tlaxcala o la Magadalena Tlatlauquitepec también en Puebla.


Exvoto de la colección de Frida Kahlo, de la fundación Frida Kahlo.



Actualmente es común ver a jóvenes lucir al cuello no uno, sino muchos escapularios que cuelgan allí hasta que se caen de viejos y de sucios: de la Virgen, de san Juan Diego, de san Judas y de San Charbel; escapularios rojos, verdes, azules, blancos, amarillos y de todos los colores habidos y por haber. Y es que no cabe duda: los escapularios están de moda, una moda impuesta por el ingenio y la creatividad de los comerciantes en artículos religiosos para incrementar sus ventas. Hace tiempo le pregunté a un joven por qué usaba tantos escapularios. -“Porque me dan protección, son poderosos”, me contestó.



Literalmente, un escapulario es una prenda que se lleva sobre los hombros colgando por delante y por detrás. Es una tira de tela que los monjes y monjas llevan sobre el hábito y en la que se borda el escudo de la comunidad a la que se pertenecen. El que lleva un escapulario es porque quiere pertenecer a esa orden o comunidad religiosa. Cuando surgieron las órdenes religiosas, a finales de la Edad Antigua y principios de la Edad Media, se fundaron la “primera orden”, para varones; la “segunda orden”, para mujeres, y la “tercera orden”, para laicos de ambos sexos, que anhelaba pertenecer a la orden religiosa, pero que querían hacerlo desde su estado de vida propio.



Las “terceras órdenes” agruparon a muchos fieles laicos que se comprometían en un tipo especial de vida, en la pobreza, en la castidad dentro del matrimonio y en la obediencia a Dios y a sus ministros. Mediante la oración, la mortificación y las obras buenas, aunadas a ciertas prácticas características de la orden, buscaban su santificación en medio del mundo. Se organizaban bajo la dependencia de la orden religiosa incluso hacían una especie de votos que renovaban año con año.



Hay escapularios de los dominicos, mercedarios, franciscanos, agustinos, carmelitas y demás órdenes y comunidades religiosas. El más conocido y usado, sin duda, es el escapulario de la Virgen del Carmen. La siguiente historia fue contada de familia en familia, ya que lo sucedido se ocasionó por la actitud rebelde de los hijos hacia sus padres, sobre todo, con sus madres que son las que pasan mayor tiempo con ellos.



Virgen del Carmen, Contla.



Este relato sucedió en Tlatlauquitepec, Puebla, se contó que Mariquita, una humilde mujer que tenía una hija, ya jovencita, pero muy grosera con ella y con todos, era una mujer que a todo lo que se le pedía ponía pero y si alguien le preguntaba algo, no contestaba o lo hacía de mal modo. Cuando su madre le pedía que hiciera algo, siempre refunfuñaba y lo hacía de mala gana o simplemente la ignoraba.



Un día, doña Mariquita, al ver que su hija actuaba peor cada día, le dijo.



–Mira hija mía, debes de cambiar tu forma de ser, ya que tu mala conducta hace parecer que algún demonio está contigo y te aconseja a ser todo lo malo que tú haces, y eso es peligroso, ya que te ha de querer llevar con él al infierno, y yo le pido a Dios y a la santísima virgen que te cuide, y te libre de él.

Chuchita, que así se llamaba su hija, le contestó.

–Mira mamá, no me vengas con esas historias de demonios, yo no creo en eso, el diablo no existe, siempre con tus patrañas, ya estoy grande mamá, como vas a entretenerme con tus historias, y dándose la media vuelta, la dejó con la palabra en la boca.

Doña Mariquita, sólo movió su cabeza de un lado a otro y la dejó sola, mientras pensaba, ¡hay hija mía, nunca cambiarás ese corazón de piedra!

Llegó un día en que la buena mujer se quedó sin leña, para lo necesario de su casa, y le pidió a su hija la acompañara a recogerla en el monte, pero Chuchita, como siempre iba de mala gana, refunfuñando y contestando de mala gana a su madre, la cual ya no decía nada con tal de ya no oírla decir tanta grosería.

La chica iba tan molesta que no se fijó que su falda se le atoró en unas ramas y se le rompió, con tal suceso Chuchita, sacó todo su repertorio de malas palabras.

Doña Mariquita, le dijo a su hija. –Por favor hija, ya deja de decir tantas maldiciones, ahorita veo como te arreglo esa falda. Como no llevaban hilo, la buena señora, se quitó su escapulario de la Virgen del Carmen, para poder arreglar dicha falda. La chica veía a su madre enojada y diciéndole que ella tenía la culpa de que se hubiera roto su prenda por haberla llevado a recoger leña al campo, era tal su enojo, que daba de patadas al pobre arbusto donde se había atorado diciéndole de groserías.

Chuchita estaba tan enojada que no vio de dónde salió un guajolote negro y muy grande, el cual de sus ojos salían chispas de lumbre y se iba acercando a ella, aleteando, como queriendo abrazarla, la chica al verlo se asustó tanto que gritó a su madre.

Guajolote, de Wikifauna.


Doña Mariquita, al ver al animal y sobre todo los ojos, tomó el faldón que estaba arreglando con su escapulario y con él trato de asustar al animal, el cual al ver el escapulario y la imagen de la Virgen del Carmen, salió corriendo dando graznidos horribles y dejando un olor nauseabundo y un fuerte olor azufre. Mariquita, le dijo a su hija, eso que acabas de ver era el diablo que venía por ti, por ser una hija grosera, desobediente y mal educada.

Chuchita temblando se hincó junto a su madre, la cual le dijo. —Hay que darle gracias a Dios y la santísima Virgen del Carmen, ya que el demonio al ver el escapulario bendito, salió huyendo.

Chuchita, dijo a su madre. —Te prometo mamá, que a partir de hoy seré una buena hija y ya no voy a ser grosera ni contigo ni con nadie, y ya no voy a decir tantas malas palabras. – fue el fervor y el regreso de la fe después de esa aparición maligna, que Chuchita, se volvió la niña más modesta y educada, todo lo contrario que había sido por años, gracias a la protección del escapulario de la Virgen del Carmen

Chuchita, tuvo suerte de que su mamá que era una buena mujer llevara consigo el escapulario de la Virgen del Carmen, que si no, ya se imaginarán lo que hubiera sucedido con ella.

Esta prenda con la que supuestamente se ahuyentó al demonio se encuentra en la iglesia de la comunidad de Tatlauquitepec, Puebla, junto a un ex voto que recuerda el suceso que hace tiempo vivió esta mujer, así como su hija, los visitantes que tienen curiosidad preguntan del por qué el retablo y llegan a conocer la historia.

Por Emma López Juárez.


2 comentarios:

  1. Yo soy de tlatlauquitepec mi abuela me me espantaba con eso de chiquita, pero jamas se me había ocurrido preguntarle por que el guajolote. lo que son las cosas me acabo de entererar el día de hoy

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    1. Saludos, si tu abuela te contó de esto seguramente te dijo en que iglesia se encuentra el exvoto, si es así te invito a que me lo digas a través de este medio o el cualquiera de las redes sociales.

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