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Por falta de tiempo y por razones personales seguiré escribiendo en el blog de manera esporádica.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Un saludo a la Llorona

En México ha sido común a través de los tiempos la presencia de aparecidos, animas o fantasmas que han aterrado a sus pobladores, es común llegar a oír de la Llorona, el Charro Negro (el diablo), las Brujas, Nahuales, etc.

Desde la época prehispanica se conocía una versión de la llorona, esta era la diosa Cihuacoatl que a la llegada de los españoles a Tenochtitlán se lamentaba a sus hijos (mexicas) de la siguiente manera.

Muchas veces se oía, una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos:
-¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos!
Y a veces decía:

-¡Hijitos míos!, ¿a dónde os llevaré? ¨[1]

Cihuacoatl por Diego de Duran.


Unas historias de esta anima localizadas en Tlatlauquitepec son los siguientes:


Lo que les contare a continuación no es una leyenda, es una anécdota que viví, resulta que hace aproximadamente 5 años, mi familia y yo nos mudamos a Camino a Atalpa o también conocido como el arenal, abajo del reclusorio, unos días después de llegar nos contaron los vecinos que hace mucho tiempo una señora mato a su hija que estaba bebe y que la enterró en un bordo de tierra que está un poco adelante del puente, donde hay una lámpara, y que en ocasiones se le oye reír en la noche, una vez mis hermanos llegaron noche y agitados, nos dijeron que escucharon a la niña reírse, y varios días después yo iba pasando algo noche y también la escuche reírse justo donde está el bordo de tierra.[2]




Iglesia de Analco.


Un día salí hacia Teziutlán a hacer algún trabajo, y lleve a mi hijo mayor conmigo que en aquel entonces no tendría más de unos 7 u 8 años, lo lleve pues pensaba comprarle unos zapatos, trabaje durante gran parte del día y pensé que podría acabar temprano , pero no fue así y termine ya a eso de las 6pm, así que me dirigí junto con mi hijo a comprar los zapatos rápidamente pues yo bien sabía que a esa hora no habría transporte de regreso ya  y así fue que tuvimos que caminar por la carretera hasta Tlatlauqui, aunque en algunos tramos me iba por veredas.



Nos hicimos 4 horas  hasta llegar al cerro de Analco a eso de las 12 de la noche y no se veía ninguna persona en la calle. Pasando Analco de pronto divisé a unos 5 metros de mi a una mujer con un chal en la cabeza a modo del uso que se le daba en misa antes, me pareció raro ver a una mujer así vestida tan noche pero no me preocupe mucho, ya al tenerla a unos metros le dije a mi hijo que la saludara (él no se durmió quería demostrarme que podía aguantar despierto hasta la casa), cuando estaba por decirles “Buenas noches”, me di cuenta que la mujer carecía de pies, además de que su cara no se veía, me asuste pero por no preocupar a mi hijo no lo comente, ella paso a nuestro lado y voltee a verla pero ella ya no se encontraba, quede aterrado y cuando llegue a casa me eche un aguardiente y un bolillo para el susto, mi hijo nunca se dio cuenta y lo supo cuando ya era grande.[3]

Tlatlauquitepec desde Analco.

Fuentes :
[1] Libro la visión de los vencidos Miguel León-Portilla.
[2] Antonio Salgado miembro del grupo de Facebook "Las leyendas de Tlatlauquitepec".
[3] Historia propia.

¿Quieres ver la entrada anterior?, da clic en la siguiente imagen.
El pipián rojo.

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