En México ha sido común a través de los tiempos la presencia de aparecidos, animas o fantasmas que han aterrado a sus pobladores, es común llegar a oír de la Llorona, el Charro Negro (el diablo), las Brujas, Nahuales, etc.
Desde la época prehispanica se conocía una versión de la llorona, esta era la diosa Cihuacoatl que a la llegada de los españoles a Tenochtitlán se lamentaba a sus hijos (mexicas) de la siguiente manera.
-¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos!
Y a veces decía:
-¡Hijitos míos!, ¿a dónde os llevaré? ¨[1]
Cihuacoatl por Diego de Duran. |
Unas historias de esta anima localizadas en Tlatlauquitepec son los siguientes:
Lo que les contare a continuación no es una leyenda, es una anécdota que viví, resulta que hace aproximadamente 5 años, mi familia y yo nos mudamos a Camino a Atalpa o también conocido como el arenal, abajo del reclusorio, unos días después de llegar nos contaron los vecinos que hace mucho tiempo una señora mato a su hija que estaba bebe y que la enterró en un bordo de tierra que está un poco adelante del puente, donde hay una lámpara, y que en ocasiones se le oye reír en la noche, una vez mis hermanos llegaron noche y agitados, nos dijeron que escucharon a la niña reírse, y varios días después yo iba pasando algo noche y también la escuche reírse justo donde está el bordo de tierra.[2]
Iglesia de Analco. |
Un día salí hacia Teziutlán a hacer algún trabajo, y lleve a
mi hijo mayor conmigo que en aquel entonces no tendría más de unos 7 u 8 años,
lo lleve pues pensaba comprarle unos zapatos, trabaje durante gran parte del día
y pensé que podría acabar temprano , pero no fue así y termine ya a eso de las
6pm, así que me dirigí junto con mi hijo a comprar los zapatos rápidamente pues
yo bien sabía que a esa hora no habría transporte de regreso ya y así fue que tuvimos que caminar por la
carretera hasta Tlatlauqui, aunque en algunos tramos me iba por veredas.
Nos hicimos 4 horas hasta llegar al cerro de Analco a eso de las
12 de la noche y no se veía ninguna persona en la calle. Pasando Analco de pronto
divisé a unos 5 metros de mi a una mujer con un chal en la cabeza a modo del uso que
se le daba en misa antes, me pareció raro ver a una mujer así vestida tan noche
pero no me preocupe mucho, ya al tenerla a unos metros le dije a mi hijo que la
saludara (él no se durmió quería demostrarme que podía aguantar despierto hasta
la casa), cuando estaba por decirles “Buenas noches”, me di cuenta que la mujer
carecía de pies, además de que su cara no se veía, me asuste pero por no
preocupar a mi hijo no lo comente, ella paso a nuestro lado y voltee a verla
pero ella ya no se encontraba, quede aterrado y cuando llegue a casa me eche un
aguardiente y un bolillo para el susto, mi hijo nunca se dio cuenta y lo supo
cuando ya era grande.[3]
Tlatlauquitepec desde Analco. |
Fuentes :
[1] Libro la visión de los vencidos Miguel León-Portilla.
[2] Antonio Salgado miembro del grupo de Facebook "Las leyendas de Tlatlauquitepec".
[3] Historia propia.
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